Aunque no queramos es muy difícil aceptar que todos somos diferentes,
que en realidad ninguno de nosotros encaja en un determinado grupo.
Así como cuando éramos niños, a veces era inevitable sentir rechazo por
algún compañero de estudio, o sentir que no éramos parte de aquéllos
que son populares por su forma de vestir o actuar.
Es difícil, porque a esa edad aún no tenemos la madurez para entender
que todos vivimos en la misma tierra, que todos respiramos el mismo aire,
que nos alimentamos de la misma manera, tenemos las mismas necesidades, tenemos
un cuerpo y un alma.
Pero, como dicen por ahí: "Cada cabeza es un mundo"
No pensamos igual, no sentimos igual; nuestra alma es la que nos hace
"ser", crear una personalidad.
Así como las huellas digitales, algo que nos marca y nos identifica. Nos hace ser únicos en esta tierra.
¿Por qué sentir rechazo o sentirse rechazado?
¿Por qué intentar pertenecer?
¿Por qué aparentar?
si no hay nada más bello que ser único.
Yo preferiría el rechazo de la humanidad entera,
no soy como nadie y nunca lo seré,
aunque mi envoltura se parezca.
Tengo marca
Tengo sello
Tengo logo
Soy Erika
¿y tú?, ¿quién eres?