Dicen por ahí...






Dicen por ahí
que todos llevamos a un niño por dentro
pero, yo me pregunto
¿por dentro?

Si miro a mi alrededor veo a todos jugando a ser adultos,
veo a todos siguiendo una serie de patrones,
aquellos que los permiten encajar en la sociedad.
Veo a todos fingiendo, pretendiendo y tratando de demostrar una actitud madura y
llena de libertad.
Términos que se han llevado a confusión, pues considero que no hay un límite de madurez establecida,
la madurez simplemente se basa en las experiencias vividas, aquellas que te hacen crecer
y evolucionar como persona. Todos vivimos experiencias diferentes y cada quien tiene
una madurez singular.
Y la libertad no significa hacer lo que queramos sin seguir reglas,
libertad es tener la conciencia de elegir las opciones que se presentan en la vida.

¿Por qué desear crecer?
Podemos madurar y tener libertad en nuestras manos, pero no hay por qué dejar de ser niño,
perder la capacidad de asombro, de ver, de tocar y sentir que todo es maravilloso y grande.
La mirada pura de un niño es la más especial.

No llevemos al niño por dentro, podemos ser niños siempre si así lo deseamos.

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